A veces algunos familiares necesitarán estar solos o en silencio, se les concederá su espacio.
Entendemos que si alguien en la familia necesita un abrazo o atención especial, se le dará cuando lo pida o nosotros le preguntaremos si lo necesita.
Entendemos que está bien llorar o estar triste. No hay necesidad de esconderse solo para llorar. Cada persona en nuestra familia necesita un lugar seguro para llorar.
Entendemos que algunos de nosotros sentiremos alivio antes que otros.
Estamos de acuerdo en que como familia hablaremos acerca de cómo vamos y cómo estamos sobrellevando la muerte.
Durante las fiestas y aniversarios hablaremos de la persona que falleció y planearemos algo especial para recordarla. Esto nos puede causar tristeza, pero al mismo tiempo nos ayudará.
Entendemos que nuestros sentimientos de tristeza acerca de la muerte pueden causar que estemos malhumorados, enojados, frustrados o temperamentales. Trataremos de recordar que todos hemos sido heridos profundamente por la muerte y estamos con dolor, aunque no hablemos de ello.
Podemos pedir ayuda a personas fuera de la familia. No temeremos apoyarnos en otros cuando nuestros sentimientos sean intensos. Entenderemos si alguien quiere obtener asesoramiento.
Comprendemos que nuestros amigos podrán olvidar pronto la muerte de nuestro ser querido. Por lo tanto, nosotros como familia necesitaremos apoyarnos mutuamente durante el largo proceso de alivio.
No esperaremos a que uno de nosotros sea el fuerte. Ser el “fuerte” para los demás puede retrasar el alivio.
Tomaremos en cuenta los sentimientos de todos cuando decidamos qué hacer con las cosas de la persona que murió.
Entendemos que los niños, adolescentes y adultos de todas las edades pasarán por el duelo, y necesitarán hablar de sus sentimientos.
No tomaremos decisiones o cambios apresurados durante el primer año de nuestro duelo.
Entendemos que algún familiar cuestionará su fe. Cuestionar es una parte normal de tratar de darle sentido a lo ocurrido. Escucharemos sin juzgar a la persona.